martes, 21 de julio de 2009

DE SOLSTICIOS Y EQUINOCCIOS


Por fin este mes llega el verano, esa estación tan esperada por todos, por sus días longevos y soleados; aptos para disfrutar de la playa, la montaña, de una charla amena con los amigos en la terraza de un bar y un largo etcétera de actividades que el buen tiempo propicia.
El día 21 de junio empieza el estío y es el día del solsticio de verano (día más largo y noche más corta) que celebraremos como siempre con la coca, el cava, la flama del Canigó, el salto sobre las hogueras, el lanzamiento endiablado de petardos, etc.
Los días 21 de septiembre y 21 de marzo, comienzo del otoño y de la primavera se producen los equinoccios, que como su nombre indica esos días la luz y la oscuridad igualan sus tiempos.
Por último, el 21 de diciembre, comienzo del invierno, es el solsticio de invierno (día más corto y noche más larga), que celebraremos con unos días de retraso con las fiestas navideñas, herederas de fiestas paganas anteriores al cristianismo.
Pero todo este tema astronómico me lleva a pensar en las cosmogonías de las diferentes culturas que pueblan o han poblado este pequeño planeta tan maltratado en la actualidad por la especie humana.
Esta palabra griega significa la explicación que cada cultura o religión ha dado al origen del universo. En el caso del Occidente cristiano y los hebreos no me voy a extender, pues todos conocemos el libro del Génesis de la Biblia, como Dios creó el mundo y a Adán y Eva, la manzana que nos expulsó del Paraíso, etc.
Los antiguos babilonios creían en una lucha de dioses anterior al mundo de la que salió vencedor Marduk, que ordenó a Ea que creará el mundo, creó al hombre con arcilla y con la sangre de un dios y los hombres estaban destinados a servir a los dioses.
En la antigua Grecia, si nos basamos en Hesíodo (finales s. VIII a. C.), la creación del mundo tendía cuatro fases: para resumir, en la tercera fase Zeus logra no ser devorado por su padre Cronos y se hace con el poder y en la cuarta fase Zeus y los dioses menores vencen a los titanes. Pero los filósofos griegos buscan el origen del mundo en la razón y el pensamiento: Tales de Mileto (s. VI a. C.) opina que el origen del universo es el agua, Pitágoras cree que está en los números, otros en el logos, etc.
Los egipcios tenían varias creencias: la creación por el dios del sol Ra, la creción por el dios Ptah, que crea por lo que su corazón desea y su boca pronuncia y el mito de Osiris y sus hijos Horus y Seth (éste mató a su padre, una especie de Caín bíblico).
Los chinos creían en un caos anterior al mundo, “el huevo cósmico” en el que vivía un ser superior llamado Pan-Ku, éste ordenó el mundo creando el cielo y la tierra y sosteniendo con su cuerpo ambos elementos, después cada parte de su cuerpo se convirtió en el viento, el sol, la luna, las montañas, el agua, etc.
Estos son pequeños ejemplos muy resumidos, pero cada cultura y cada religión tiene su mito explicador del origen del mundo. Volviendo a nuestro mundo occidental la ciencia también pretende investigar el origen del universo, la teoría física del big-bang “la gran explosión” es la más extendida. El año 2008 se puso en marcha el acelerador de partículas más grande del mundo (LHC) cerca de Ginebra para hacer colisionar haces de protones a gran velocidad y recrear artificialmente el momento del big bang.
Bueno, después de este breve viaje por la astronomía y por alguna de las creencias que hablan del origen del universo volvemos al principio: el comienzo del calor, las medusas en la playa, la calle Iglesia levantada para convertirla en zona peatonal en la época más adecuada del año, la calle Isaac Peral y la calle Mayor en el mismo estado para instalar los colectores de aguas pluviales, otras obras interminables; en fin, todo preparado para que los turistas disfruten de nuestra ciudad-gruyer.

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