lunes, 27 de octubre de 2008

VICENTE BLASCO IBÁÑEZ


Nació en Valencia en 1867 y murió en la Provenza en 1928, lugar donde se exilió al subir al poder Miguel Primo de Rivera y desde donde criticó a éste y a Alfonso XIII, como republicano convencido que era.
Pero dejaré de lado su faceta política para centrarme en la literaria. Durante un breve exilio en 1890 en París contactó con los naturalistas liderados por Émile Zola y esto le influyó notablemente en su carrera literaria posterior. De esta influencia naturalista surgieron cuatro novelas vinculadas a su Valencia natal: Flor de Mayo (1896), La barraca (1898), Entre naranjos (1900) y Cañas y barro (1902).
Cañas y barro y La barraca fueron llevadas a la televisión en forma de serie por TVE en los años 1978 y 1979.
Este comentario surge por la reciente lectura de dos de estas obras citadas anteriormente, La Barraca y Flor de Maig, en una traducción al catalán de 1927, ya que el autor aunque sabía hablar en valenciano era de padres maños y no escribió casi nada en catalán.
La barraca es una descripción del campesinado de la huerta valenciana donde quedan reflejadas perfectamente su forma de hablar, de vivir, de relacionarse, de trabajar, etc. Es un drama rural donde una barraca abandonada (símbolo de la rebelión de un campesino ante su amo) es cultivada al cabo de los años por alguien venido de fuera, lo que provocará el odio de la huerta y un final a sangre y fuego.
En Flor de maig, nombre de una marca de tabaco de contrabando y de una barca, lo que se describe minuciosamente es la vida de los pescadores del barrio del Cabanyal en Valencia. Otro drama sin concesiones en el que el motor de la tragedia final son los celos.
Si Pereda se permite en su naturalismo ciertas dosis de humor y finales felices, Blasco es más comparable al Galdós de Tristana, que tampoco hace concesiones ni al argumento ni a sus personajes. No puedo compararle con Pardo Bazán, pues leí Los pazos de Ulloa hace mucho tiempo y no lo recuerdo.
Como conclusión final recomiendo la lectura de estas obras por lo que aportan al conocimiento de la forma de vida de las clases populares en la segunda mitad del siglo XIX, por otra parte creo que carga las tintas en la parte dramática del argumento. Supongo que eso estaría influido por el gusto de sus lectores.
Nota: Saltó a la fama internacional con la novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916) dedicada a la primera guerra mundial y defendiendo al bando aliado, fue traducida al inglés y muy leída en Estados Unidos.