jueves, 3 de septiembre de 2009

LA NOVELA NEGRA










Recuerdo que de chaval, con 14 ó 15 años, cuando los deberes académicos dejaban tiempo libre, que era bastante (no como ahora), aprovechaba para leer unas novelitas editadas normalmente por Bruguera (tristemente desaparecida). En los 90 las publica Ediciones B-Grupo Z.
Eran del Oeste, policíacas, de ciencia ficción, románticas, etc., los autores solían utilizar seudónimo americanizado, ya que eran abogados, médicos, arquitectos, etc.: Curtis Garland (Juan Gallardo Muñoz) Lou Carrigan (Antonio Vera Ramírez), Silver Kane (Francisco González Ledesma), Keith Luger (Miguel Oliveros Tovar), etc. Corín Tellado y Marcial Lafuente Estefanía mantuvieron sus nombres reales. No debemos olvidar que estas novelas eran consideradas subgéneros literarios y ellos tenían otra profesión oficial.
Todavía conservo ejemplares editados en los años setenta que costaban entre 10 y 30 pesetas. Había librerías que las cambiaban por un módico precio, recuerdo haber ido a cambiarlas a una librería que había en la plaza Juan XXIII, en la esquina para subir al Castillo, creo que la llevaba la familia Plou.
La novela negra es un subgénero dentro de la novela policíaca, nace en Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX y debe su nombre a que se publicaban en la revista Black Mask (Máscara Negra). Yo me introduje en la lectura de novela negra con El halcón maltés de Dashiell Hammett y El sueño eterno de Raymond Chandler, considerados los creadores del género.
Otros escritores que he leído (además del gran maestro predecesor Sir Arthur Conan Doyle y su Sherlock Holmes) han sido Agatha Christie (Poirot y Miss Marple), Patricia Highsmith, Georges Simenon (comisario Maigret), etc. En cuanto a españoles puedo citar a Alicia Giménez Barlett, Eduardo Mendoza y, como no, a Manuel Vázquez Montalbán y su detective Carvalho. Las dos últimas novelas negras que he leído son Muerte en la Fenice de Donna Leon y La quinta mujer de Henning Mankell.
Donna Leon es una norteamericana afincada en Venecia hace años, la acción transcurre en su ciudad adoptiva, el comisario Brunetti se enfrenta a un asesinato en La Fenice, teatro donde se representa La Traviatta de Verdi. En uno de los entreactos aparece muerto el director de la ópera. Retrata el ambiente de una Venecia invernal y casi sin turistas, una Venecia provinciana donde se conoce la gente en la calle. El estilo sería parecido al de Ágata Christie, desfile de sospechosos en la escena del crimen y final rebuscado. Brunetti más que a Poirot me recuerda al teniente Colombo por la repetición de interrogatorios. Novela sobria en el estilo y sin violencia, buen análisis psicológico y físico de los personajes, adictiva.
Henning Mankell es sueco, la acción transcurre en Ystad (en el extremo Sur de Suecia). El inspector Wallander se enfrenta a un asesino en serie brutal, ha de investigar el pasado de las tres víctimas para encontrar algún punto de encuentro que le dé la pista que busca. Pocas descripciones físicas, las justas. Profundización psicológica sobre todo en el asesino. Precisión en las fechas, las horas y la climatología en que se producen los hechos. Minucioso relato del trabajo policial en equipo. Mucho más violenta que la anterior. Muy adictiva.
Recomiendo las dos novelas para el verano, aumentan la actividad cerebral que el calor ralentiza, por lo menos a mi.

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