miércoles, 1 de abril de 2009

LLUEVE EN SAHAGUN










Llueve con mansedumbre,
el cielo se oscurece como bronce
de campanas calladas.
Sólo los rayos abren brechas
de fuego en el metal.

En un soportal me cobijo
de fuertes y viejas columnas.
Miro la Trinidad al frente
imponente y maciza
(me sigue impresionando
como cuando era niño),
las gotas de lluvia provocan
un llanto sordo en sus ladrillos
que susurra misterios.

Lluvia y rayos amainan,
el camino retomo,
cruzo el puente y arribo
al modesto refugio que me ofrece
la casa añorada de mis abuelos,
brillante en mi recuerdo
como la nieve de la infancia,
mas ahora fosca y deshabitada.

Gerardo Guaza. Marzo de 2009

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